3 de Abril de 2007. Cuenca.
1h09' . 4'36" / km.
A pesar de que es una carrera subvencionada por los Maratonianos de Leganés, salimos Nicolás, Mariángeles y yo por la mañanita hacia mi querida Cuenca (Ciudad natal de mi compañero y sin embargo amigo Quintero).
Llegamos por los pelos. Con toda la prisa, dejé a Nicolás y a Mariángeles en una esquina de la ciudad, sin tiempo para aparcar y salí vestido ya de romano a buscar la salida, a buscar mi dorsal, a buscar a Fernando y si me quedase tiempo a calentar y estirar.
Aunque me pareció mentira, me dio tiempo a todo. De hecho, pude hasta confundirme de una sustancia fundamental para el corredor. Me explico: con las prisas corriendo hacia la salida, vi a un corredor embadurnarse de una crema y le entré para que me diera un pegote, pensando que era vaselina para las rozaduras. Después del típico espectáculo lamentable de manosearme los sobacos, pezones y entrepierna en plena calle extendiendo el producto, para más INRI me aplicaba el susodicho mejunje a la vez que andaba, a los pocos segundos me dí cuenta de que lo que el hombre se estaba dando era LINIMENTO para calentar los músculos y no vaselina. Poca gente habrá experimentado la desagradable sensación de que le estaban ardiendo los huevos... yo desde luego no lo recomiendo. Tuve que buscar un baño e intentar quitarme esa crema infernal que me estaba cociendo. Llegué a pensar que no iba a poder tomar la salida porque la sensación de calor era horrible.
En fin, poniendo cara de póquer encontre a mi grupo de Maratonianos de Leganés, que ya estaba haciéndose fotos (solamente por un participante no fuimos el club más numeroso) y pude recoger mi dorsal que amablemente ya me habían conseguido. También encontré a Fernando, justo en la salida. Ya hubiera sido demasiado encontrar a Sol, pero no hubo suerte. Tampoco la vi en la carrera, más que nada porque fue siempre por delante.
En seguida sonó la salida y empezamos a correr por las calles de Cuenca. Tras un breve recorrido por la parte baja de la ciudad nos metieron en la llamada "Ruta Turística", que va por la hoz del Huécar. La subida era constante, pero duradera. Nunca había corrido con Fernando y pocas veces sin Abel, así que íbamos charlando y corriendo a buen ritmo, aunque sin matarse, ya que el recorrido era para disfrutar.
Antes del desvío hacia la sierra, habíamos encontrado alguna rampa potente, pero el enlace hasta la carretera del Castillo (la parte más alta de la ciudad) ya eran unas cuestas como para estar calladitos y pensar solo en la carrera. Hacía calor pero la temperatura era agradable.
En las últimas rampas estaban las chicas del club Maratonianos, animando como siempre, junto con Isaías. Como estaba el jefe, puse cara profesional, claro.
Después, la vertiginosa bajada en la que lo dimos todo, jugándonos los tobillos pero disfrutando como perros de las vistas de la catedral, la calle del ayuntamiento... hasta de nuevo la parte baja de la ciudad, donde los últimos kilómetros (creo que son dos) de terreno llano me costaron muchísimo.
NOTA MENTAL PARA LA SIGUIENTE EDICIÓN: Reservar un poco en la bajada.
En la llegada estaban Mariángeles y Nicolás, que siempre es una gozada que estén ahí y además Reyes y Rodrigo. Unas fotos de familias, estirar un poquitín, comer las golosinas de la bolsa... y a Madrid. Sol también estaba por allí, llegó la undécima y tenía derecho a premio, así que se fue con los amiguetes con los que había venido.
sábado, 1 de septiembre de 2007
Maratón de Madrid 2007
22 de abril de 2007. Madrid.
42.192m / 3h57' / Media 5'36"
Por fin un maratón en esta segunda época de corredor (ya corrí otros dos maratones, en el 1993 y en el 1991). Habíamos entrenado en Maratonianos unos siete meses y además ya llevaba dos años corriendo carreras populares. Era el momento para el MAPOMA.
Quedamos bien temprano Abel y yo, fuimos en renfe y bus hasta el edificio de la Bolsa, (ito ito ito, renfe y metro gratuito). Allí estaban los del clú. Estirar, mear y vaselinizar mientras vamos soltando bromas y risitas nerviosas.
Un error, darme vaselina en los pies: estuve toda la carrera con la sensación de tener el pie bailando dentro de la zapatilla, por lo que al final me hicieron una rozadura brutal que por suerte no me impidió correr.
No era una carrera normal, era un Maratón. Se notaba en los nervios y en la gran aglomeración de gente: gente para dejar las bolsas, gente para beber, gente para mear... No pude contactar con Sol aunque estaba por allí, con tal cantidad de peña hubiera sido un poco imposible.
A lo tonto y sin darnos cuenta, estábamos en la posición de salida de la castellana, en medio de un rio humano de corredores.
¡PUM! y a correr.
Ni siquiera oimos el pistoletazo, solamente vimos como el rio de gente se empezaba a mover, estábamos Abel y yo en un altito y al llegar a nosotros el movimiento de los cientos de pollos que nos precedían me dio la impresión de estar en una barquita en una presa y que de repente se hubiera roto el muro, arrastrándonos la corriente sin poder hacer nada. Gritos para descargar adrenalina y a empezar a correr.
A los cinco minutos, la tensión y el llevar horas bebiendo nos hicieron mear en la castellana, debajo del puente de Raimundo Fernández Villaverde. La subida de la castellana hasta las torres la hicimos sin enterarnos, entretenidos con la gran cantidad de gente en la que íbamos. Los tiempos de paso los íbamos clavando para hacer las cuatro horas. La bajada por el barrio de la Vaguada muy bien, charlando y ya con ritmo de carrera. Además, disfrutando del dia de buen tiempo que hizo y riéndonos y bromeando con el resto de corredores, en particular con los disfrazados. Había un Groucho que era la caña.
Como quien no quiere la cosa, bajamos por la avenida de la Complutense y nos metimos en la parte más bonita del MAPOMA, el centro de Madrid. Gente y gente animando, metiendo bulla... espectacular el tramo de Sol. La media maratón estaba en Rubén Darío y ahí nos esperaba, claro, mi hermano Rubén. De una forma increíble a pesar de la aglomeración, nos vimos. Un beso a Ana y a mi sobrinazo Lucas y a seguir corriendo. El paso por la media maratón, el exacto para hacer cuatro horas, la cosa marchaba.
Ya se nos había unido hacia unos pocos kilómetros el gran Luis. Nos animó nada más encontrarle...y no paró de animar durante las dos horas siguientes. De ir corriendo con el Abel, pasamos a ser un microgrupo de cuatro corredores. Rubén iba flipado porque su anterior maratón fue en Bilbao y por lo visto era un rollo porque no había nadie animando y el recorrido era más bien feo.
En el MAPOMA en cambio, la animación de la gente es un corredor más. En pocos tramos falta gente en los márgenes dando ánimos, además hay bastantes grupos de música dando caña. En especial siempre meten adrenalina extra los grupetes de percusión. De vez en cuando, me encontraba con algún conocido. Era gracioso porque me había cortado el pelo hacía poco (después de llevar melena durante quince años) y muchos no me reconocían.
Sin embargo, a partir de la media maratón el recorrido desluce un poco la carrera, ya que se mete hacia el este por Arturo Soria, Hortaleza y Moratalaz en barrios más bien residenciales, en los que uno no distingue Madrid tanto como el tramo anterior y podría estar corriendo por cualquier otra ciudad, la organización debiera plantearse meternos hacia zonas más características: más del centro de Madrid o la Casa de Campo si es que es difícil sacar tantos kilómetros. En otras paises, la ciudad se para por el maratón. De hecho, en Madrid también se interrumpe buena parte del tráfico así que ¿por qué no pararla del todo? El recorrido por Sol mola pero me estoy imaginando todo el rio de gente atravesando la Gran Via y se me ponen los pelos como escarpias. Debieran intentar ser más valientes porque en pocos años va a dejar de ser el maratón de referencia de España.
Ya la carrera empezaba a pasar factura, las piernas empezaban a decir BASTA, aunque les pedimos el último achuchón. Mi hermano Rubén nos dejó sobre el kilómetro 30 y ahí seguimos solitos, bueno, solos con Luis, que era como ir con la banda de música del ayuntamiento. "ANIMAD A ESTOS CHICOS, QUE LOS HE CRIADO EN MIS PECHOS", "LOS DE LEGANÉS, VAN BASTANTE BIEN", "VENGA, QUE EN LA OTRA CALLE ANIMABAN MÁS" eran frases que iba el tio gritando a nosotros y al público. Además, nos iba dando consejos útiles.
Cuando más dura se estaba haciendo la carrera, vimos a los compis: Abelón, Bea, el primo, Roci y su padre, Fernando... nos dieron avituallamiento y las últimas fuerzas para correr.
Los últimos siete kilómetros fueron los realmente duros. Tuvimos que parar a mear -yo había estado obsesionado con beber en todos los avituallamientos- y las piernas se resintieron, además de llevar ya 35 kilómetros corriendo, claro. No fue un MURO brutal, pero sí cansancio acumulado.
En los últimos kilómetros, Abel se resintió de sus piernas y yo iba bastante tocado. Sin embargo, en cuanto ví aparecer Ventas ya supe que estaba todo hecho. La subida de la calle Alcalá no se me hizo tan dura como yo me temía, más bien me sentí eufórico y me hubiera subido el puerto de Navacerrada en ese momento. En la entrada al Retiro estaba Rubén ya con Ana y Lucas y la llegada al paseo de coches... qué decir. Quien haya terminado un maratón ya sabe de lo que hablo y quien no lo haya hecho va a ser difícil que lo entienda: descarga de adrenalina, agradecimiento a ¿quién? No lo sabes, pero lo sientes, quizá a la gente que anima, a los que organizan el evento, a las piernas... Alguna lagrimilla se escapa. Para rematar la faena, ahí estaban la Loca y mi chiquitín, Nicolás, disfrutando al solecito.
¿El tiempo? también es importante: 3 horas 57 minutos. Objetivo cumplido.
En resumen, un maratón disfrutado al máximo, con el resultado que estábamos buscando y exprimido el rendimiento en pleno.
42.192m / 3h57' / Media 5'36"
Por fin un maratón en esta segunda época de corredor (ya corrí otros dos maratones, en el 1993 y en el 1991). Habíamos entrenado en Maratonianos unos siete meses y además ya llevaba dos años corriendo carreras populares. Era el momento para el MAPOMA.
Quedamos bien temprano Abel y yo, fuimos en renfe y bus hasta el edificio de la Bolsa, (ito ito ito, renfe y metro gratuito). Allí estaban los del clú. Estirar, mear y vaselinizar mientras vamos soltando bromas y risitas nerviosas.
Un error, darme vaselina en los pies: estuve toda la carrera con la sensación de tener el pie bailando dentro de la zapatilla, por lo que al final me hicieron una rozadura brutal que por suerte no me impidió correr.
No era una carrera normal, era un Maratón. Se notaba en los nervios y en la gran aglomeración de gente: gente para dejar las bolsas, gente para beber, gente para mear... No pude contactar con Sol aunque estaba por allí, con tal cantidad de peña hubiera sido un poco imposible.
A lo tonto y sin darnos cuenta, estábamos en la posición de salida de la castellana, en medio de un rio humano de corredores.
¡PUM! y a correr.
Ni siquiera oimos el pistoletazo, solamente vimos como el rio de gente se empezaba a mover, estábamos Abel y yo en un altito y al llegar a nosotros el movimiento de los cientos de pollos que nos precedían me dio la impresión de estar en una barquita en una presa y que de repente se hubiera roto el muro, arrastrándonos la corriente sin poder hacer nada. Gritos para descargar adrenalina y a empezar a correr.
A los cinco minutos, la tensión y el llevar horas bebiendo nos hicieron mear en la castellana, debajo del puente de Raimundo Fernández Villaverde. La subida de la castellana hasta las torres la hicimos sin enterarnos, entretenidos con la gran cantidad de gente en la que íbamos. Los tiempos de paso los íbamos clavando para hacer las cuatro horas. La bajada por el barrio de la Vaguada muy bien, charlando y ya con ritmo de carrera. Además, disfrutando del dia de buen tiempo que hizo y riéndonos y bromeando con el resto de corredores, en particular con los disfrazados. Había un Groucho que era la caña.
Como quien no quiere la cosa, bajamos por la avenida de la Complutense y nos metimos en la parte más bonita del MAPOMA, el centro de Madrid. Gente y gente animando, metiendo bulla... espectacular el tramo de Sol. La media maratón estaba en Rubén Darío y ahí nos esperaba, claro, mi hermano Rubén. De una forma increíble a pesar de la aglomeración, nos vimos. Un beso a Ana y a mi sobrinazo Lucas y a seguir corriendo. El paso por la media maratón, el exacto para hacer cuatro horas, la cosa marchaba.
Ya se nos había unido hacia unos pocos kilómetros el gran Luis. Nos animó nada más encontrarle...y no paró de animar durante las dos horas siguientes. De ir corriendo con el Abel, pasamos a ser un microgrupo de cuatro corredores. Rubén iba flipado porque su anterior maratón fue en Bilbao y por lo visto era un rollo porque no había nadie animando y el recorrido era más bien feo.
En el MAPOMA en cambio, la animación de la gente es un corredor más. En pocos tramos falta gente en los márgenes dando ánimos, además hay bastantes grupos de música dando caña. En especial siempre meten adrenalina extra los grupetes de percusión. De vez en cuando, me encontraba con algún conocido. Era gracioso porque me había cortado el pelo hacía poco (después de llevar melena durante quince años) y muchos no me reconocían.
Sin embargo, a partir de la media maratón el recorrido desluce un poco la carrera, ya que se mete hacia el este por Arturo Soria, Hortaleza y Moratalaz en barrios más bien residenciales, en los que uno no distingue Madrid tanto como el tramo anterior y podría estar corriendo por cualquier otra ciudad, la organización debiera plantearse meternos hacia zonas más características: más del centro de Madrid o la Casa de Campo si es que es difícil sacar tantos kilómetros. En otras paises, la ciudad se para por el maratón. De hecho, en Madrid también se interrumpe buena parte del tráfico así que ¿por qué no pararla del todo? El recorrido por Sol mola pero me estoy imaginando todo el rio de gente atravesando la Gran Via y se me ponen los pelos como escarpias. Debieran intentar ser más valientes porque en pocos años va a dejar de ser el maratón de referencia de España.
Ya la carrera empezaba a pasar factura, las piernas empezaban a decir BASTA, aunque les pedimos el último achuchón. Mi hermano Rubén nos dejó sobre el kilómetro 30 y ahí seguimos solitos, bueno, solos con Luis, que era como ir con la banda de música del ayuntamiento. "ANIMAD A ESTOS CHICOS, QUE LOS HE CRIADO EN MIS PECHOS", "LOS DE LEGANÉS, VAN BASTANTE BIEN", "VENGA, QUE EN LA OTRA CALLE ANIMABAN MÁS" eran frases que iba el tio gritando a nosotros y al público. Además, nos iba dando consejos útiles.
Cuando más dura se estaba haciendo la carrera, vimos a los compis: Abelón, Bea, el primo, Roci y su padre, Fernando... nos dieron avituallamiento y las últimas fuerzas para correr.
Los últimos siete kilómetros fueron los realmente duros. Tuvimos que parar a mear -yo había estado obsesionado con beber en todos los avituallamientos- y las piernas se resintieron, además de llevar ya 35 kilómetros corriendo, claro. No fue un MURO brutal, pero sí cansancio acumulado.
En los últimos kilómetros, Abel se resintió de sus piernas y yo iba bastante tocado. Sin embargo, en cuanto ví aparecer Ventas ya supe que estaba todo hecho. La subida de la calle Alcalá no se me hizo tan dura como yo me temía, más bien me sentí eufórico y me hubiera subido el puerto de Navacerrada en ese momento. En la entrada al Retiro estaba Rubén ya con Ana y Lucas y la llegada al paseo de coches... qué decir. Quien haya terminado un maratón ya sabe de lo que hablo y quien no lo haya hecho va a ser difícil que lo entienda: descarga de adrenalina, agradecimiento a ¿quién? No lo sabes, pero lo sientes, quizá a la gente que anima, a los que organizan el evento, a las piernas... Alguna lagrimilla se escapa. Para rematar la faena, ahí estaban la Loca y mi chiquitín, Nicolás, disfrutando al solecito.
¿El tiempo? también es importante: 3 horas 57 minutos. Objetivo cumplido.
En resumen, un maratón disfrutado al máximo, con el resultado que estábamos buscando y exprimido el rendimiento en pleno.
Media Maratón Segovia 2007
18 de marzo de 2007. Segovia.
1h38' 4:40 / km
Otra vez nos tocó madrugar a Abel y a mi. De camino a su casa pasé por las puertas de La Cubierta de Leganés, lugar de ocio de la muchachada del sur. El espectáculo a las 6:00 de la mañana era lamentable: gente borracha potando, haciendo el gamba con el coche... me sentí contento de madrugar para pasar el domingo haciendo deporte y viendo la luz del sol.
El caso es que nos presentamos en la ciudad del acueducto, por una vez, puntuales. Aparcamos el coche en el parking de la carrera, recogimos el dorsal y estuvimos haciendo que calentábamos y que estirábamos mientras saludábamos a gente del club, incluido el Presi, de las Moléculas de Sanse...
Tras los paracas aterrizando casi en los arcos del acueducto, se dio la salida. Buen ambiente, bastante animación en los primeros metros. Perdido el acueducto de vista, en seguida empezamos a subir dirección oeste. Al regresar a la ciudad bajamos, obviamente, aunque en seguida otra vez a subir hacia el casco viejo, pasando por debajo del acueducto.
En la subida al casco viejo me adelantó un hombre que estaba crecidísimo. Debía ser autóctono porque recibía aplausos de mucha gente, que le conocía por su nombre. El tío lo estaba dando todo, pero se veía que no iba a aguantar mucho, daban ganas de decirle "tronco, regula un poco" pero estaba imparable...hasta que se paró. Cayó como fruta madura y al dia siguiente seguro que no se podía menear, pero su momento de gloria atravesando su ciudad con la animación de los vecinos no se lo quita nadie.
Tras el bonito recorrido por el casco viejo, enfrente de la catedral y la muralla, salimos a la parte nueva de Segovia, enfrente de la estación de tren y desde ahí ¡para arriba! subir y subir hacia el polígono que está en dirección a la granja. No se paraba de subir, y al no haber kilómetros marcados parecía que nunca íbamos a llegar. Abel iba un poquito más atrás.
Por fin superamos la cuesta y por lógica el resto del recorrido (unos 5 km) debía ser descenso. Efectívamente un descenso cada vez más rápido que nos puso en la meta en un momentín. A la llegada, una gran multitud todavía animaba a la gente con tiempo modesto, lo que es de agradecer. El avituallamiento de la llegada fue espectacular: bollos preñaos, bollería, refrescos....
En resumen: Bonita carrera, muy dura por las rampas tan largas, gran animación, buena bolsa.
1h38' 4:40 / km
Otra vez nos tocó madrugar a Abel y a mi. De camino a su casa pasé por las puertas de La Cubierta de Leganés, lugar de ocio de la muchachada del sur. El espectáculo a las 6:00 de la mañana era lamentable: gente borracha potando, haciendo el gamba con el coche... me sentí contento de madrugar para pasar el domingo haciendo deporte y viendo la luz del sol.
El caso es que nos presentamos en la ciudad del acueducto, por una vez, puntuales. Aparcamos el coche en el parking de la carrera, recogimos el dorsal y estuvimos haciendo que calentábamos y que estirábamos mientras saludábamos a gente del club, incluido el Presi, de las Moléculas de Sanse...
Tras los paracas aterrizando casi en los arcos del acueducto, se dio la salida. Buen ambiente, bastante animación en los primeros metros. Perdido el acueducto de vista, en seguida empezamos a subir dirección oeste. Al regresar a la ciudad bajamos, obviamente, aunque en seguida otra vez a subir hacia el casco viejo, pasando por debajo del acueducto.
En la subida al casco viejo me adelantó un hombre que estaba crecidísimo. Debía ser autóctono porque recibía aplausos de mucha gente, que le conocía por su nombre. El tío lo estaba dando todo, pero se veía que no iba a aguantar mucho, daban ganas de decirle "tronco, regula un poco" pero estaba imparable...hasta que se paró. Cayó como fruta madura y al dia siguiente seguro que no se podía menear, pero su momento de gloria atravesando su ciudad con la animación de los vecinos no se lo quita nadie.
Tras el bonito recorrido por el casco viejo, enfrente de la catedral y la muralla, salimos a la parte nueva de Segovia, enfrente de la estación de tren y desde ahí ¡para arriba! subir y subir hacia el polígono que está en dirección a la granja. No se paraba de subir, y al no haber kilómetros marcados parecía que nunca íbamos a llegar. Abel iba un poquito más atrás.
Por fin superamos la cuesta y por lógica el resto del recorrido (unos 5 km) debía ser descenso. Efectívamente un descenso cada vez más rápido que nos puso en la meta en un momentín. A la llegada, una gran multitud todavía animaba a la gente con tiempo modesto, lo que es de agradecer. El avituallamiento de la llegada fue espectacular: bollos preñaos, bollería, refrescos....
En resumen: Bonita carrera, muy dura por las rampas tan largas, gran animación, buena bolsa.
Media Maratón La Latina 2007
25 de febrero de 2007. Barrio de Aluche. Madrid.
21km / 1h38' / Media 4'40"
1h38', 4'40" / km
El año anterior, el de su primera edición, no corrí en la carrera de mi barrio, pero este año no se escapó. Me venía muy bien para el entrenamiento del MAPOMA 2007. Mañana fresquita. Abel e Iván por parte del club Maratonianos de Leganés nos presentamos en la salida. La recogida del chip, dorsal y el depósito de la bolsa para cambiarse fue más larga de lo habitual debido a que como siempre, íbamos tarde.
Recuerdo con gran cariño la carrera por transcurrir en paisajes de mi infancia y además por encontrarme a distintos amiguetes: Javi el topógrafo, Javi Coronel el topógrafo-profe de Inglés, Sol y Elena, mi hermano Rubén con sus grupo de Moléculas... y gente que conocía de vista, del barrio, de siempre.
En la salida nos pusimos en primera línea otra vez, para hacer la gracia. Nos pasó como una exhalación el grupo de los extraterrestres, seguido del grupo de los buenos, tras el que iba el grupo de los que entrenan bien y tienen condiciones... hasta que llegó el nuestro, que yo creo que no tiene ni nombre.
La carrera hasta la rotonda de la calle Los Yébenes se me hizo cortísima, por ir cuesta abajo. La subida a la Casa de Campo también se me hizo amena ya que, joer, anda que no he subido esa cuesta corriendo la mar de veces, entrenando en mis años mozos. El recorrido hasta el Lago de la Casa de Campo mantuvo la misma tónica, terreno conocido y además me encontré con Sol.
Tras dar la vuelta al Lago, la cosa ya se empezó a poner seria. Sucesivas rampas iban mordiendo a la gente, la peor, la de la calle de las cocheras del metro. Por allí ya iba solo, después de ir en la carrera con el compi de Abel, con Abel mismo y con Sol. En la calle que sepúlveda me vio Gema, la del GEODA, que con su acostumbrada efusividad me dio fuerzas más que suficientes para llegar hasta el final.
Cuando ya había remontado la calle Fanjul, la organización nos metió en el típico bucle para cuadrar los kilómetros en los que vas viendo en el sentido contrario de la calle a los que te preceden algún minuto y tú no ves llegar el sitio donde se cambia el sentido y pasas a ser el envidiado por ver pasar a pocos metros a los otros competidores a los que les queda aún unos cuantos minutos más que a tí.
Justo en la llegada al estadio, allí estaba mi madre animando a su niño, que recorrió los últimos metros comiéndose la pista, dispuesto a correr otros 21 más. Ya estirando y enfriando, ví por entre el público a mi chica y a mi hijo, con lo que la carrera de los reencuentros estuvo completa.
En resumen, una buena carrera, buena organización con un recorrido muy atractivo. Buena animación. Fresquita por correr en Febrero.
21km / 1h38' / Media 4'40"
1h38', 4'40" / km
El año anterior, el de su primera edición, no corrí en la carrera de mi barrio, pero este año no se escapó. Me venía muy bien para el entrenamiento del MAPOMA 2007. Mañana fresquita. Abel e Iván por parte del club Maratonianos de Leganés nos presentamos en la salida. La recogida del chip, dorsal y el depósito de la bolsa para cambiarse fue más larga de lo habitual debido a que como siempre, íbamos tarde.
Recuerdo con gran cariño la carrera por transcurrir en paisajes de mi infancia y además por encontrarme a distintos amiguetes: Javi el topógrafo, Javi Coronel el topógrafo-profe de Inglés, Sol y Elena, mi hermano Rubén con sus grupo de Moléculas... y gente que conocía de vista, del barrio, de siempre.
En la salida nos pusimos en primera línea otra vez, para hacer la gracia. Nos pasó como una exhalación el grupo de los extraterrestres, seguido del grupo de los buenos, tras el que iba el grupo de los que entrenan bien y tienen condiciones... hasta que llegó el nuestro, que yo creo que no tiene ni nombre.
La carrera hasta la rotonda de la calle Los Yébenes se me hizo cortísima, por ir cuesta abajo. La subida a la Casa de Campo también se me hizo amena ya que, joer, anda que no he subido esa cuesta corriendo la mar de veces, entrenando en mis años mozos. El recorrido hasta el Lago de la Casa de Campo mantuvo la misma tónica, terreno conocido y además me encontré con Sol.
Tras dar la vuelta al Lago, la cosa ya se empezó a poner seria. Sucesivas rampas iban mordiendo a la gente, la peor, la de la calle de las cocheras del metro. Por allí ya iba solo, después de ir en la carrera con el compi de Abel, con Abel mismo y con Sol. En la calle que sepúlveda me vio Gema, la del GEODA, que con su acostumbrada efusividad me dio fuerzas más que suficientes para llegar hasta el final.
Cuando ya había remontado la calle Fanjul, la organización nos metió en el típico bucle para cuadrar los kilómetros en los que vas viendo en el sentido contrario de la calle a los que te preceden algún minuto y tú no ves llegar el sitio donde se cambia el sentido y pasas a ser el envidiado por ver pasar a pocos metros a los otros competidores a los que les queda aún unos cuantos minutos más que a tí.
Justo en la llegada al estadio, allí estaba mi madre animando a su niño, que recorrió los últimos metros comiéndose la pista, dispuesto a correr otros 21 más. Ya estirando y enfriando, ví por entre el público a mi chica y a mi hijo, con lo que la carrera de los reencuentros estuvo completa.
En resumen, una buena carrera, buena organización con un recorrido muy atractivo. Buena animación. Fresquita por correr en Febrero.
10 kms Aranjuez 2006
17 de diciembre de 2006. Aranjuez. Madrid
10 km / 43' / Media 4'18"
Quedamos de mañanita con Abel, que nos recogió en Leganés a Nicolás, a la Loca y a mi. Llevaba su Touran nueva porque le hacía ilu conducir su cochecito nuevo. Primer error. Con su habitual fidelidad a todas las leyes de tráfico llegamos, de nuevo, con el tiempo justo a Aranjuez. Ya estaba con ambiente de precarrera todo el pueblo: gente meando en cualquier sitio, inventándose estiramientos extraños... y nosotros a todo meter buscando la salida y a nuestros compis del club que tenían nuestro dorsal. Los encontramos de milagro y con el tiempo justo.
PUM y a correr. Un recorrido precioso, llano y con mucha gente por el recorrido urbano. Enseguida se sale a unas carreteras no muy amplias, flanqueadas de plátanos (con peligro de meter la pata en agujero tapado por las hojas de estos árboles tan frondosos). Cuando nos quisimos dar cuenta ya estábamos cerca de la mitad de la prueba y nos vimos fuertes como para achuchar, no en vano eran 10 kilometrillos y ya puestos, habría que darle un poco de cera.
Dicho y hecho, nos pasamos el resto de la carrera como los del slalom del esquí, esquivando gente y gente. En otra ocasión habrá que colocarse más alante en la salida. Como dijo Abel después "No ví ni el río". Una pena, porque de vuelta al casco urbano se pasa por el parque que tienen los ribereños en el Tajo, se pasa junto a la casa de la Panadería y del mismo río. Dos kilómetros más por las calles y enseguida la meta.
Una carrera bonita, un día estupendo con sol de invierno, una más que completa bolsa del corredor, buen ambiente y mi hijo y mi mujer esperando en la meta. Qué más se puede pedir.
Media Maratón de Jarandilla de la Vera 2006
26 de noviembre de 2006. Jarandilla de la Vera (Cáceres)
21 km / 1h48' / Media 5'9"
Una media maratón a pocos kilómetros de nuestro pueblo: Villanueva de la Vera. Recorrido por los caminos de la zona. Fecha super propicia para entrenar el maratón... Abel y yo no podíamos fallar y allí fuimos, acompañados de Jose, de nuestro club Maratonianos de Leganés. También vino Moi, que apoyó con la logística y las fotos.
Noviembre en la Vera. El día anterior diluviando. Aquello nos olía a cuerno quemao cuando estábamos en un bareto de Villanueva comentando la jugada del dia siguiente, que prometía ser de las duras. Sin embargo, amaneció un buen dia de otoño, sin calor y sin excesivo sol.
Nos encontramos en Jarandilla con buena parte de la gente del club, medio estiramos, medio ná. Como siempre. Tras las chanzas y coñas de rigor PUM a correr.
Como habíamos no-vaticinado, un dia cojonudo para correr. Sol de invierno, como la canción de Extremoduro. Tras un breve recorrido por el pueblo, nos llevó la carrera hacia el puente sobre la garganta Jaranda, lo que nos hacía temer lo que efectívamente ocurrió, que luego vinieron unas cuestas de aúpa.
Yo me encontraba muy bien, aunque perdí a Abel en las primeras rampas después del puente. Un amable paisano me dio un traguito de pino de pitarra en una bota, lo que me impulsó más que tres kilos de gel y otros tres de isostar que me hubieran dado. Las rampas eran duras y el terreno pedregueso, en una piedra me torcí el tobillo HORROR pensé que no iba a poder continuar, porque me dolió bastante. Tengo un esguince que creo que no me curé bien. Seguía doliendo y al cruzar la carretera M-501 pensé en retirarme pero pensé "unos kilómetros más".
En qué hora, porque ahí llegaba lo más duro, una rampa por un camino. Una rampa en la que a lo lejos se veía a la gente subir andando sujetándose los riñones, mirando al hormigón que han extendido para que los coches y luego la lluvia no destrocen el camino. Yo sabía por experiencia en los caminos veratos que cuando te encuentras un tramo con hormigón en el suelo es que viene una pendiente horrible, efectívamente. Lo bueno es que como solo iba pensando en el tobillo cuando me quise dar cuenta ya la había superado y mi amigo de ahí abajo solo me daba unos leves pinchazos.
Tras un recorrido por senda, enganchamos la subida al Guijo de Santa Bárbara, donde me animó bastante ver a Abel a lo lejos, pero a una distancia controlada. Hasta ese momento hizo un dia genial, pero arriba había peor tiempo, con nubes de niebla enganchadas en la vegetación. Cuando llegamos al pueblo, tenía a Abel a dos curvas de distancia. Suerte de conocer el terreno, porque sabía que una vez arriba, solo quedaba bajar. Además, las animadoras del club estaban montando el jaleo habitual que siempre llena a uno de moral, al escuchar ¡LEGANÉS LEGANÉS!
Bajar y bajar... como auténticos venaos. Al principio uno tira de las piernas paa alargar la zancada y aprovechar la inercia, al poco rato son las piernas las que tiran de uno de tal forma que te tienes que ocupar más de frenar que de acelerar o mantener el ritmo. A menos de 4 minutos el kilómetro nos presentamos en el pueblo en menos tiempo que la siesta de un loco, me dio muchísima moral alcanzar a Abel en los últimos metros y entrar como campeones en la meta.
Una bolsa del corredor con una bonita camiseta. Nos quedamos a casi toda la ceremonia de entrega de premios y sorteo, el coñazo habitual para alguien a quien nunca le toca nada. Comida de la pasta posterior más que abundante y ¡a Madrid! Preciosa carrera.
21 km / 1h48' / Media 5'9"
Una media maratón a pocos kilómetros de nuestro pueblo: Villanueva de la Vera. Recorrido por los caminos de la zona. Fecha super propicia para entrenar el maratón... Abel y yo no podíamos fallar y allí fuimos, acompañados de Jose, de nuestro club Maratonianos de Leganés. También vino Moi, que apoyó con la logística y las fotos.
Noviembre en la Vera. El día anterior diluviando. Aquello nos olía a cuerno quemao cuando estábamos en un bareto de Villanueva comentando la jugada del dia siguiente, que prometía ser de las duras. Sin embargo, amaneció un buen dia de otoño, sin calor y sin excesivo sol.
Nos encontramos en Jarandilla con buena parte de la gente del club, medio estiramos, medio ná. Como siempre. Tras las chanzas y coñas de rigor PUM a correr.
Como habíamos no-vaticinado, un dia cojonudo para correr. Sol de invierno, como la canción de Extremoduro. Tras un breve recorrido por el pueblo, nos llevó la carrera hacia el puente sobre la garganta Jaranda, lo que nos hacía temer lo que efectívamente ocurrió, que luego vinieron unas cuestas de aúpa.
Yo me encontraba muy bien, aunque perdí a Abel en las primeras rampas después del puente. Un amable paisano me dio un traguito de pino de pitarra en una bota, lo que me impulsó más que tres kilos de gel y otros tres de isostar que me hubieran dado. Las rampas eran duras y el terreno pedregueso, en una piedra me torcí el tobillo HORROR pensé que no iba a poder continuar, porque me dolió bastante. Tengo un esguince que creo que no me curé bien. Seguía doliendo y al cruzar la carretera M-501 pensé en retirarme pero pensé "unos kilómetros más".
En qué hora, porque ahí llegaba lo más duro, una rampa por un camino. Una rampa en la que a lo lejos se veía a la gente subir andando sujetándose los riñones, mirando al hormigón que han extendido para que los coches y luego la lluvia no destrocen el camino. Yo sabía por experiencia en los caminos veratos que cuando te encuentras un tramo con hormigón en el suelo es que viene una pendiente horrible, efectívamente. Lo bueno es que como solo iba pensando en el tobillo cuando me quise dar cuenta ya la había superado y mi amigo de ahí abajo solo me daba unos leves pinchazos.
Tras un recorrido por senda, enganchamos la subida al Guijo de Santa Bárbara, donde me animó bastante ver a Abel a lo lejos, pero a una distancia controlada. Hasta ese momento hizo un dia genial, pero arriba había peor tiempo, con nubes de niebla enganchadas en la vegetación. Cuando llegamos al pueblo, tenía a Abel a dos curvas de distancia. Suerte de conocer el terreno, porque sabía que una vez arriba, solo quedaba bajar. Además, las animadoras del club estaban montando el jaleo habitual que siempre llena a uno de moral, al escuchar ¡LEGANÉS LEGANÉS!
Bajar y bajar... como auténticos venaos. Al principio uno tira de las piernas paa alargar la zancada y aprovechar la inercia, al poco rato son las piernas las que tiran de uno de tal forma que te tienes que ocupar más de frenar que de acelerar o mantener el ritmo. A menos de 4 minutos el kilómetro nos presentamos en el pueblo en menos tiempo que la siesta de un loco, me dio muchísima moral alcanzar a Abel en los últimos metros y entrar como campeones en la meta.
Una bolsa del corredor con una bonita camiseta. Nos quedamos a casi toda la ceremonia de entrega de premios y sorteo, el coñazo habitual para alguien a quien nunca le toca nada. Comida de la pasta posterior más que abundante y ¡a Madrid! Preciosa carrera.
La Chopera 2006
Marzo 2006. Leganés. Madrid.
2 leguas / 55'
De nuevo una carrera en mi pueblo, con la salvedad de que ahora mi pueblo es Leganés. Esta carrera la organiza como es bien sabido el club MARATONIANOS DE LEGANÉS que es al que pertenezco. Paradójicamente, probablemente es la única ocasión en la que participaré como corredor, porque a los que somos socios se nos pide que nos impliquemos como organización.
Muy buen ambiente por la mañana. Nos juntamos Abel, Roci, David el Primo y el menda, todos autóctonos. También vienen los de las moléculas: mi hermano Rubén con la tropa de Carrefour.
PUM y a correr.
Tras un recorrido breve por las calles pepineras, enseguida se pasa al parque de Butarque. Abel y yo vamos juntos, David y Roci un poquito más atrás y Rubén y compañía como unos tiros. Tras la vuelta al lago del Butarque afrontamos la subida del cementerio. "La mente es más fuerte que la mente" o algo así pone en una pancarta. Efectívamente, hay que tirar más de huevos que de piernas para superar el repecho con cierta dignidad, al final lo consigo, con más pena que gloria.
Un pequeño recorrido alrededor del estadio pepinero y al parque de la Chopera, cuna del club. La vuelta por el paseo del parque se me hace larga y Abel me deja en este último tramo. Al final, una bolsa, con la habitual camiseta corta de talla.
Las carreras locales tienen la ventaja de convocar a amiguetes y familiares, además de Rodrigo, Fernando y Reyes se acercó la Loca con mi pequeñín Nicolás y Ana con Lucas. También mis padres y mi suegro, el Moi... en resumen, una estupenda mañana haciendo deporte con una bonita carrera por mi nuevo pueblo.
PD: En esta carrera falleció un deportista, afectado por la dichosa muerte súbita. Una verdadera lástima que el club recordó al año siguiente con un minuto de silencio. Descanse en paz.
2 leguas / 55'
De nuevo una carrera en mi pueblo, con la salvedad de que ahora mi pueblo es Leganés. Esta carrera la organiza como es bien sabido el club MARATONIANOS DE LEGANÉS que es al que pertenezco. Paradójicamente, probablemente es la única ocasión en la que participaré como corredor, porque a los que somos socios se nos pide que nos impliquemos como organización.
Muy buen ambiente por la mañana. Nos juntamos Abel, Roci, David el Primo y el menda, todos autóctonos. También vienen los de las moléculas: mi hermano Rubén con la tropa de Carrefour.
PUM y a correr.
Tras un recorrido breve por las calles pepineras, enseguida se pasa al parque de Butarque. Abel y yo vamos juntos, David y Roci un poquito más atrás y Rubén y compañía como unos tiros. Tras la vuelta al lago del Butarque afrontamos la subida del cementerio. "La mente es más fuerte que la mente" o algo así pone en una pancarta. Efectívamente, hay que tirar más de huevos que de piernas para superar el repecho con cierta dignidad, al final lo consigo, con más pena que gloria.
Un pequeño recorrido alrededor del estadio pepinero y al parque de la Chopera, cuna del club. La vuelta por el paseo del parque se me hace larga y Abel me deja en este último tramo. Al final, una bolsa, con la habitual camiseta corta de talla.
Las carreras locales tienen la ventaja de convocar a amiguetes y familiares, además de Rodrigo, Fernando y Reyes se acercó la Loca con mi pequeñín Nicolás y Ana con Lucas. También mis padres y mi suegro, el Moi... en resumen, una estupenda mañana haciendo deporte con una bonita carrera por mi nuevo pueblo.
PD: En esta carrera falleció un deportista, afectado por la dichosa muerte súbita. Una verdadera lástima que el club recordó al año siguiente con un minuto de silencio. Descanse en paz.
Media Maratón Alcorcón 2005
20 de noviembre de 2005. Alcorcón. Madrid.
21 km / 1h56'07" / 5'31"
Una media pal body, organizada por el club de Rodrigo. Alcorcón, al ladito de casa. Qué frío. Quedamos Abel y yo por la mañana. En el polideportivo de Alcorcón vimos a Rubén. Qué frío.
Salimos tranquilamente, en una de las primeras curvas vimos a Ana y a Lucas, junto con la Loca y mi Nicolás, aprestándose a desayunar en un bareto. El recorrido era todo lo bonito que puede ser una carrera urbana por Alcorcón... más bien escaso. De animación no estaba mal el tema, considerando el día y la hora. Faltó Rodrigo eso sí, menudo esquirol, nos apuntamos a su carrera, compramos lotería de su club y se va el tio a hacer un jardín.
Yo no me encontré muy bien y vi que me iba a costar bastante. El tiempo lo dice todo. Corriendo nos encontramos con un señor que nos dijo que era el más veterano de la carrera y que siempre ganaba el trofeo de su categoría -solía presentarse él nada más- lo más admirable, además de correr con más de 75 tacos, era que el hombre padecía cáncer de colon. De hecho, nos contó que de vez en cuando le venía el apretón y tenía que pararse y descomer, para lo que llevaba siempre a las carreras un rollito de papel higiénico que, efectívamente, nos mostró que llevaba en la mano. Por cierto, era de esos rosas, como de viejo.
Al final, aburrido de esperarme, me dejó Abel en el último kilómetro y a mí me costó horrores dar la vuelta al estadio. La bolsa, abundante pero tanto la camiseta como los refrescos eran un poco extraños, de unas marcas muy raras: refrescaTEA y cosas así.
21 km / 1h56'07" / 5'31"
Una media pal body, organizada por el club de Rodrigo. Alcorcón, al ladito de casa. Qué frío. Quedamos Abel y yo por la mañana. En el polideportivo de Alcorcón vimos a Rubén. Qué frío.
Salimos tranquilamente, en una de las primeras curvas vimos a Ana y a Lucas, junto con la Loca y mi Nicolás, aprestándose a desayunar en un bareto. El recorrido era todo lo bonito que puede ser una carrera urbana por Alcorcón... más bien escaso. De animación no estaba mal el tema, considerando el día y la hora. Faltó Rodrigo eso sí, menudo esquirol, nos apuntamos a su carrera, compramos lotería de su club y se va el tio a hacer un jardín.
Yo no me encontré muy bien y vi que me iba a costar bastante. El tiempo lo dice todo. Corriendo nos encontramos con un señor que nos dijo que era el más veterano de la carrera y que siempre ganaba el trofeo de su categoría -solía presentarse él nada más- lo más admirable, además de correr con más de 75 tacos, era que el hombre padecía cáncer de colon. De hecho, nos contó que de vez en cuando le venía el apretón y tenía que pararse y descomer, para lo que llevaba siempre a las carreras un rollito de papel higiénico que, efectívamente, nos mostró que llevaba en la mano. Por cierto, era de esos rosas, como de viejo.
Al final, aburrido de esperarme, me dejó Abel en el último kilómetro y a mí me costó horrores dar la vuelta al estadio. La bolsa, abundante pero tanto la camiseta como los refrescos eran un poco extraños, de unas marcas muy raras: refrescaTEA y cosas así.
10 kms MORARZARZAL
Octubre 2005. Moralzarzal. Madrid.
10 km / 1h03'18" / 6'20"
Metidos en la dinámica de las carreras populares, Abel y un servidor nos inscribimos en esta carrerita, que por estar organizada por MAPOMA tenía buena pinta. Lástima que en mi opinión no respondió a las expectativas. El circuito salía de la recién inaugurada plaza de toros de Moralzarzal, tan reciente estaba que en la cola para recoger los chips olía a mierda de caballo que tiraba para atrás; supongo que no habría otro sitio para hacerlo, pero ya podía haber recogido un poco antes.
El recorrido me defraudó bastante, dos vueltas a un circuito que en su 50% transcurría por un polígono industrial no es lo que uno se espera del "Circuito serrano MAPOMA". Además, yo no estaba en buenas condiciones físicas y me costó bastante la carrera, así que otra razón para no estar contento.
Aunque siempre hay que reconocer el esfuerzo de cualquier entidad, asociación, etc. por organizar una carrera, esta es de las más flojitas que he ido. Eso sí, la bolsa del corredor espectacular, con dos buenas camisetas ADIDAS. Hay que decir también que la inscripción fue muy barata, 3 leuros creo recordar.
10 km / 1h03'18" / 6'20"
Metidos en la dinámica de las carreras populares, Abel y un servidor nos inscribimos en esta carrerita, que por estar organizada por MAPOMA tenía buena pinta. Lástima que en mi opinión no respondió a las expectativas. El circuito salía de la recién inaugurada plaza de toros de Moralzarzal, tan reciente estaba que en la cola para recoger los chips olía a mierda de caballo que tiraba para atrás; supongo que no habría otro sitio para hacerlo, pero ya podía haber recogido un poco antes.
El recorrido me defraudó bastante, dos vueltas a un circuito que en su 50% transcurría por un polígono industrial no es lo que uno se espera del "Circuito serrano MAPOMA". Además, yo no estaba en buenas condiciones físicas y me costó bastante la carrera, así que otra razón para no estar contento.
Aunque siempre hay que reconocer el esfuerzo de cualquier entidad, asociación, etc. por organizar una carrera, esta es de las más flojitas que he ido. Eso sí, la bolsa del corredor espectacular, con dos buenas camisetas ADIDAS. Hay que decir también que la inscripción fue muy barata, 3 leuros creo recordar.
Cancias 2005
Agosto de 2005. Fiscal. Huesca
28 km / 3h58' / Media 7'3"
Segunda acometida a esta espectacular carrera del prepirineo oscense. En esta ocasión subimos Abel, Rodrigo, Moisés, Raquel, Rocio, Jonatán y el Pelos. No subió la Loca porque ya estaba de ocho meses de nuestro chiquitín Nicolás.
El Johnny llegó tarde, como siempre. Le tuvimos que despertar. En el viaje, Moisés compró un par de melones a un hombre en una gasolinera. Qué viaje más horrible, en el asiento de atrás del coche de Rodrigo metidos Moisés, Johny y el pelos apretaos como sardinas. Llegué con calambres a Fiscal.
Pero ya estábamos allí por fin. Pasamos la tarde diciendo y haciendo pavadas, preparando el gran día. Al Jonatán le exiliamos en otra habitación, para poder dormir.
Amaneció un luminoso dia, estupendo para correr. Menos gente que la otra ocasión, y con mejor nivel encima. La organización del Somo y el pueblo, de cine. Había hasta la señalización de un punto negro, que se lo dejaron al Jonny por razones obvias.
¡PUM! y a correr.
Salí bastante reservón, en los senderos que siguen al recorrido por el pueblo iba andando porque estábamos apelotonados los corredores piltrafillas. Cuando empezó la pista me puse a correr. Aguanté bastante bien las primeras rampas. Llegó el primer avituallamiento y la cagué, pues bebí dos buenos vasos de té. Intenté seguir corriendo pero me entró flato porque había roto el ritmo al pararme, además me había cargado la tripa y además venían las peores rampas. Una lástima haberme parado a engocharme, porque creo que hubiera llegado corriendo a la última rampa.
A partir de esa última rampa de la pista, se llega a una cuesta brutal y se adentra uno en el bosque oscuro y tenebroso. Esta parte sí la hice bien, hasta la coronación del tramo en el que hay que escalar (bueno, escalar escalar no, pero hay que subir agarrándose a las piedras) donde estaba uno de los amiguetes de Abel y del Somo diciendo esas palabras de ánimo que se me quedaron grabadas:
-Vamos majo que parece que estás recogiendo setas, dale un poco más, hombre.
En el collado pregunté por Abel y me contaron que me llevaba cinco minutos ¡BIEN! ahí le tengo, pensé, a ver si le pillo.
En el segundo collado llegué bastante entero, se me pasó pronto la cuesta, en parte porque ví en directo como rescataban a uno que se había torcido el tobillo EN HELICÓPTERO. Daban ganas de lesionarse... La vista desde el alto, el Cancias propiamente dicho, era espectacular.
Para abajooooooooo, bajar y bajar y bajar, pensaba que se me iba a dar mejor, pero las piernas me decían que no estaban muy mentalizadas para el tema. Ya estaba muy cansado, y además cansaba más el recordar lo fácil -ahí me dí cuenta- que me había resultado la otra ocasión. Por lo menos hacía buen tiempo y era agradable correr por el bosque.
Cuando llegué al avituallamiento de las chicas, el penúltimo, ya me había caido (una buena toña) y había estado un buen rato andando. Ahí me dijeron que Abel me llevaba bastante, con lo que confirmé que mi rendimiento había caido como una piedra en un estanque.
El último tramo fue peor aún que la otra vez, esas pistas solitarias se me hicieron larguísimas. Por lo menos, sabía que no iba perdido, no como la otra vez en la que estaba seguro que iba a aparecer en Jaca. Cuando llegué al último pueblo antes de Fiscal, estaba el Jonatán bailando samba con sus compis de avituallamiento.
Ya solo quedaba el último estirón y este lo hice menos muerto que la otra vez. Al final, peor tiempo de lo que yo quería hacer pero el buen gusto de una carrera preciosa.
El regreso, con calambres y agujetas, sin ver el momento de llegar a Fuenla y ver a mi chica...
28 km / 3h58' / Media 7'3"
Segunda acometida a esta espectacular carrera del prepirineo oscense. En esta ocasión subimos Abel, Rodrigo, Moisés, Raquel, Rocio, Jonatán y el Pelos. No subió la Loca porque ya estaba de ocho meses de nuestro chiquitín Nicolás.
El Johnny llegó tarde, como siempre. Le tuvimos que despertar. En el viaje, Moisés compró un par de melones a un hombre en una gasolinera. Qué viaje más horrible, en el asiento de atrás del coche de Rodrigo metidos Moisés, Johny y el pelos apretaos como sardinas. Llegué con calambres a Fiscal.
Pero ya estábamos allí por fin. Pasamos la tarde diciendo y haciendo pavadas, preparando el gran día. Al Jonatán le exiliamos en otra habitación, para poder dormir.
Amaneció un luminoso dia, estupendo para correr. Menos gente que la otra ocasión, y con mejor nivel encima. La organización del Somo y el pueblo, de cine. Había hasta la señalización de un punto negro, que se lo dejaron al Jonny por razones obvias.
¡PUM! y a correr.
Salí bastante reservón, en los senderos que siguen al recorrido por el pueblo iba andando porque estábamos apelotonados los corredores piltrafillas. Cuando empezó la pista me puse a correr. Aguanté bastante bien las primeras rampas. Llegó el primer avituallamiento y la cagué, pues bebí dos buenos vasos de té. Intenté seguir corriendo pero me entró flato porque había roto el ritmo al pararme, además me había cargado la tripa y además venían las peores rampas. Una lástima haberme parado a engocharme, porque creo que hubiera llegado corriendo a la última rampa.
A partir de esa última rampa de la pista, se llega a una cuesta brutal y se adentra uno en el bosque oscuro y tenebroso. Esta parte sí la hice bien, hasta la coronación del tramo en el que hay que escalar (bueno, escalar escalar no, pero hay que subir agarrándose a las piedras) donde estaba uno de los amiguetes de Abel y del Somo diciendo esas palabras de ánimo que se me quedaron grabadas:
-Vamos majo que parece que estás recogiendo setas, dale un poco más, hombre.
En el collado pregunté por Abel y me contaron que me llevaba cinco minutos ¡BIEN! ahí le tengo, pensé, a ver si le pillo.
En el segundo collado llegué bastante entero, se me pasó pronto la cuesta, en parte porque ví en directo como rescataban a uno que se había torcido el tobillo EN HELICÓPTERO. Daban ganas de lesionarse... La vista desde el alto, el Cancias propiamente dicho, era espectacular.
Para abajooooooooo, bajar y bajar y bajar, pensaba que se me iba a dar mejor, pero las piernas me decían que no estaban muy mentalizadas para el tema. Ya estaba muy cansado, y además cansaba más el recordar lo fácil -ahí me dí cuenta- que me había resultado la otra ocasión. Por lo menos hacía buen tiempo y era agradable correr por el bosque.
Cuando llegué al avituallamiento de las chicas, el penúltimo, ya me había caido (una buena toña) y había estado un buen rato andando. Ahí me dijeron que Abel me llevaba bastante, con lo que confirmé que mi rendimiento había caido como una piedra en un estanque.
El último tramo fue peor aún que la otra vez, esas pistas solitarias se me hicieron larguísimas. Por lo menos, sabía que no iba perdido, no como la otra vez en la que estaba seguro que iba a aparecer en Jaca. Cuando llegué al último pueblo antes de Fiscal, estaba el Jonatán bailando samba con sus compis de avituallamiento.
Ya solo quedaba el último estirón y este lo hice menos muerto que la otra vez. Al final, peor tiempo de lo que yo quería hacer pero el buen gusto de una carrera preciosa.
El regreso, con calambres y agujetas, sin ver el momento de llegar a Fuenla y ver a mi chica...
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