Valencia, 23 de octubre de 2011.
21.097 m / 1h37m45s / 4m38s x km
Lo único bueno de haber estado casi en paro ha sido que he
tenido mucho tiempo para dedicarme para hacer deporte, así, además de
excursiones como La subida a Peña Ubiña en León, La excursión en BTT al Alto Tajo o la Ruta Leganés-Aranjuez, también pude correr y correr a horarios privilegiados
(a media mañana) y por donde yo he querido: Polvoranca, Casa de Campo…
Así que ví que tenía nivelillo como para intentar bajar mi
marca en media maratón. Estuve a punto de ir a la de Fuenla, pero el recorrido
tan feo que habían preparado me hizo desestimar esa opción. Ahí estaba la media
de Valencia, un circuito llano y por el medio de la ciudad, organización de
gran evento, etc. Pues para allá nos fuimos todo el clan.
Eso sí, si vas con críos a una ciudad no les puedes tener una hora en la feria del corredor. No, hay que ver el Oceanografic, la exposición de dinosaurios, el parque del río Turia… Además, si vas a la casa de unos amigos, qué menos que alternar con ellos (copas incluidas) en las dos alegres cenas que pudimos disfrutar con Eloy y Hermi.
Total, que de nuevo hice todo lo que no hay que hacer antes
de una carrera. Como siempre, esto está siendo ya una costumbre. El día que
prepare una carrera y la víspera me lo pase durmiendo, estirando y comiendo pan
con macarrones seguro que me da una pájara.
En fin, que ahí estaba. En la salida. Llegué por los pelos,
ya que tuve que enlazar tres tipos de transporte público diferente y en domingo
por mucho medio maratón que haya, los horarios de trenes, metros, etc. son de
domingo.
La Carrera
Los instantes previos de las carreras es cuando uno se echa
un abrazo con el compi, se bromea, grita… últimamente voy solo y echo de menos
esas risas con el Mario o con el Abel. Pero bueno, también tiene la ventaja de
que se pone uno en plan profesional y se concentra para el esfuerzo que viene.
PUM y a correr
Me he puesto bastante adelante, solamente me saca la cabeza
de carrera 45 segundos, pronto la carrera me pondrá en mi lugar. Hay mucha
gente pero se corre bien. El primer kilómetro, a 4m45s. Perfecto.
Los otros cinco kilómetros, más rápidos. Termino los
primeros seis kilómetros mejor de lo que pensaba. Las avenidas grandes
favorecen acelerar. Es cierto que es casi totalmente plana.
Me encuentro a dos del club de maratonianos de Leganés. El
primero me pasa bastante rápido, ese va a hacer un buen tiempo. El otro va
conmigo un rato y luego baja un poquillo mientras yo acelero pasado el 10.
Los segundos seis kilómetros muy bien también. Bajo un
poquillo el ritmo porque me asusta cagarla y agotarme demasiado. Al no conocer el
recorrido, uno va más distraído y los kilómetros caen sin darse cuenta.
Los terceros seis kilómetros los afronto bien. Se nota el
desgaste en el km 12 ya, pero en general bien. El cronómetro me dice que voy a
conseguir bajar de 1h40m seguro.
Regula, regula, que aún te quedan ocho. Hay que dar un apretón
en los últimos dos.
La de veces que habré entrenado dando una vuelta,
evaluándome, otra vuelta, lo mismo y por último otra vuelta más. Sabiendo que
tras esos 18 kilómetros,
con tres kilómetros más (media vuelta) ya tenía la media maratón.
Pues ya estoy en el centro de Valencia, exactamente en el
kilómetro 15. Buf se nota el cansancio de ir a ritmo superior al de entrenar.
Estoy sudando como un cochino, bebo un traguito de bebida isotónica. Con
intentar no atragantarme se me ha pasado echar un vistazo al Miguelete, qué
recuerdos y cuántos años. Venga, hasta el 18 a ver cómo estamos.
Pues el 18 ya te pilla fuera del centro. Es curioso lo rápido
que se acostumbra el cuerpo a ir sin cuestas, las dos subidas de los puentes
sobre el cauce del Turia se hacen duras, y no son ná.
Ya lo tengo. Voy a bajar de 1h40m seguro, voy con tiempo de menos
de 1h39m. Bastante menos. Dudo en el momento de “atacar” y me espero hasta el
kilómetro 20. Ahí sí, como un loco me pongo a correr –esprintando es mucho
decir a estas alturas pero lo más rápido que puedo- gritando y adelantando
gente.
He quitado la vista del cronómetro en el reloj de pulsera,
así no lo miro mientras hago el esfuerzo final. Ya tengo la meta todita para mí.
Subo los brazos y sé que tengo mi “record”. Satisfacción y bastante frío.
Recojo la bolsa del guardarropa. Llamo a mi familia lo
primero, qué ilusión compartirlo con ellos. Me cambio como puedo en un baño público
que olía a rayos y pillo el tranvía y el metro hasta la estación del avestruz.
Una siestecita y regreso a Madrid.
Muy contento, para qué negarlo. Me pongo el objetivo de
bajar de 1h37m. Creo que asequible. A seguir entrenando, a bajar de 94 kilos.
En carrera, podría haber apretado ya en el kilómetro 19 como mínimo, con buena cabeza
incluso desde el 18. Eso sí, esta carrera es muy rápida, en otras (Segovia por
ejemplo) no es tan fácil hacer estrategias.
Por ahora, a disfrutar el momento y a disfrutar corriendo.
Gracias a Eloy y a Herminia, por ser nuestra familia estos dos (cortos) dos días que hemos estado en su casa.
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