martes, 25 de enero de 2011

¿Por qué corremos?

Me ha llegado este texto por internet y no me resisto a ponerlo, seguro que nos retrata a más de uno:


Si preguntas a cualquier corredor por qué corre, te soltará una interminable y predecible ristra de razones de este estilo: es un ejercicio aeróbico muy sano; adelgaza; es ideal para mantenerte fuerte; reduce el estrés, lo mejor para tu corazón… Incluso algunos llevarán la mentira más al límite y te hablarán de equilibrio emocional, de comunión con el entorno, estados alterados de conciencia, experiencias casi religiosas…

Paparruchas. Mentiras podridas. A continuación listaremos algunas razones reales por las que los hombres y las mujeres corremos.



1.- Correr nos permite ser muy cerdos. Admitámoslo, corriendo puedes escupir, sonarte los mocos sin pañuelo, echar los gargajos más gelatinosos del mundo y no pasa nada: estamos corriendo, se puede hacer. No sólo eso, sino que de repente te paras y te sacas la “chorra” junto a un arbusto ¡y meas!; lo que nunca podrías hacer vestido de Armani o Pedro del Hierro, o Zara (según tus posibilidades) queda perfectamente justificado porque estás corriendo. Que ya me dirás tú un gordo deshidratado corriendo a las dos de la tarde a pleno sol de verano el poco líquido que tendrá en el cuerpo… ¡pues mea! Y es que simplemente con decir que eres corredor puedes sacar la parte (gesto genital) más primitiva de ti sin que nadie te pueda decir nada.



2.- Correr despierta nuestro lado más femenino. Sí, sí, femenino por no decir de locaza. Me explico: ¿A los tíos nos gusta la ropa? Nooo. Ya. Eso es lo que “tenemos” que decir. A ver, cuenta las camisetas técnicas que tienes en el cajón. ¡Ah, que las tienes en varios cajones! ¿Lo ves? ¿Número de pares de zapatillas? ¡Ostras!, si tengo más que botines mi mujer. Pero no sólo es eso, es que corriendo puedes ir con una camiseta amarilla o rosa fosforito, una cinta en el pelo, unas zapatillas naranjas y unas mallas ajustadas marcando paquete y no eres maricón, es que
estás corriendo. Que te encuentras con tus vecinos (manita blanda) por la escalera y te preguntan si vas a ir en una carroza en el desfile del día del orgullo gay y les respondes que no, que es que te vas a correr. ¡Pues eso, pirata! Grrrrr. Pero ya no es que te puedas vestir de mamarracho, es que encima hablas de trapitos con tus compañeros. Tanto criticar a las mujeres y los corredores estamos todo el día que si el tejido de clima-cool, que si las medias ésas hasta las rodillas… marujeo total. ¿Y cuántas veces hemos dicho que las mujeres tardan horas y horas en las tiendas para no llevarse nada? A ver quién no se ha pasado la tarde hablando con el de Bikila, probándose media tienda para no llevarse más que el dorsal de la Carrera Popular del Nabo…



3.- Correr justifica cualquier cosa: todo. Da igual lo que hagas o cómo te comportes. Eres corredor, así que… ¿Que no te apetece quedar con esos amigos pesados de tu mujer? Nada, tienes que descansar y acostarte pronto, que el domingo corres en no sé dónde y tienes que estar descansado, que vas a por marca… menuda marca. ¿Que tienes más manías que Jack Nicholson en la película ésa? Nada, son tus rutinas de corredor, para concentrarte y salir con el ritmo preciso. ¿Que no te gusta la comida de tu suegra? No pasa nada, la rechazas porque eleva tu índice glucémico y estás en semana de carga de hidratos. Que tu suegra te mira y te dice la pobre: ¿te hago una tortilla?



4.- Correr permite gastarnos montones de dinero en tecnología. En todo tipo de tecnología. Te compras reloj, cronógrafo, pulsómetro, podómetro, acelerómetro, alcoholímetro, mp3, mp4, cinta de correr, aparato de abdominales, elíptica, bicicleta de spinning, ventosas de ésas que te dan calambres…, y todo eso sin haber empezado a correr ni un solo día por el parque. Que tu mujer te mira y te dice: “¿Pero tú has probado a correr sin todos esos cables? A lo mejor irías más rápido. Me recuerdas a mi tío Antonio cuando estaba en la UVI con todos los tubos conectados”.



Y luego está lo del GPS, que tú me dirás para qué te sirve si siempre le das cuatro vueltas al parque del barrio, el de los toboganes y el columpio. ¿Te vas a perder y necesitas que tres satélites triangulen tu posición? (Con voz electrónica) “Sí, aquí la NASA, el sujeto se encuentra tras la fuentecilla, en el seto de adelfas. Está meando”. Pero vale, el GPS en la muñeca, pero es que luego te compras el del coche y tu mujer ya flipa. “Ah, es que si no, no llego a tiempo a la salida de la media maratón de Villaorejones del Cenutrio”. Porque eso sí, correr correremos poco, pero la de geografía que aprendemos…


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