24 de mayo de 2008
10 km / 42m / 4m11s por km
A las 18:00 me recogía el Abel en Galapagar y enfilábamos la proa hacia Segovia. De camino, el cielo más negro que la chepa de un grillo no auguraba nada nuevo. Subiendo el puerto, llovía como si no hubiera llovido nunca. Menos mal que no nos dimos la vuelta (a puntito estuvimos) porque fue llegar al pueblo y abrirse el cielo para nosotros, temperatura ideal (algo de rasca) y atmósfera limpia y cargada de ozono. Buen presagio.
La parafernalia de recogida de dorsales y bolsa del corredor correspondía a una carrerita de pueblo, pero los cuerpos y piernas que se veían por ahí eran de bastante nivelillo. Comparado con nosotros, cualquier cosa lo es, desde luego. Temimos que el recorrido fuera todo urbano, ya que nos anunciaron que se iban a dar tres vueltas, luego vimos que dentro del pueblo de Valverde había un trozo de un kilómetro y luego otro trozo de más de dos kilómetros por los caminos del término, un bonito tramo entre campos de cereal, granjas oliendo a caca y montañas de paja.
No estábamos ahí para hacer coñas, aunque las hacíamos. Yo quería hacer un buen tiempo y me había propuesto salir a toda pastilla. En la linea de salida nos pusimos casi delante del todo, vimos a una venerable corredora que ya vimos en la Media Maratón de Segovia, bajita y entrada en años, dispuesta otra vez a darnos una lección a todos, si no de tiempo –seguramente llegase la última- sí de coraje y corazón.
PUM y a correr
Dicho y hecho, partiendo de la aglomeración del principio, en cuanto encontré una recta arranqué y enseguida me ví cerca de los buenos buenos. Rápidamente se definió la carrera alargándose por el camino y pude ver, sí, pude ver, a los primeros. De hecho, tenía a tiro de piedra a la primera chica. Sin embargo, ellos progresaban y yo no, fue un breve espejismo, ya que enseguida me descolgué y a partir de ahí la carrera se me puso muy cuesta arriba.
La primera vuelta la hice penando, ya que el efecto psicológico de ser adelantado por todo el mundo y no adelantar a nadie es bastante demoledor. Pensé en que se me iba a hacer larga la carrera, muy larga. Hacia mucho tiempo que no tenía esa sensación y temí hasta retirarme. Me pesaba todo, sobre todo el culo y los kilos de más.
En la segunda vuelta estaba más animado, porque aunque me seguía pasando factura la salida tan rápida y jadeaba como un perro asmático, vi que iba manteniendo el tiempo por kilómetro hacia el objetivo de bajar de 44-45 minutos. En el kilómetro 6, una breve charla con otro de los que me adelantó –apenas dos frases- me hizo ver que el objetivo de marca estaba cerca. Vi los beneficios del entrenamiento, ya que las piernas me iban diciendo que metiera corazón y que por ellas no iba a ser.
En la tercera vuelta, con el mensaje cerebral a todo mi cuerpecito de que quedaba menos que la vuelta de los entrenamientos en Arroyo Culebro, me enganché a otro de los que me adelantó –Camacho, currante de Karhu que ha patrocinado nuestra carrera LAS DOS LEGUAS DE LA CHOPERA durante muchos años- para hacer la subida y la bajada del tramo por fuera del pueblo. Mantuve el ritmo y en el kilómetro nueve vi que bajar de los 45 estaba hecho y que había que echarlo todo. Asi que a intentar acelerar la zancada y al ver el cartel de meta metí un sprint que me sorprendió a mí mismo, con el reloj del arco de meta marcando una infernal cuenta atrás de los 42 minutos que conseguí superar por unos pocos segundos.
Llegué con el corazón desbocado y con una gran alegría, esa victoria simple y silenciosa que es el superarse a uno mismo. Aquarius y fruta, amabilidad de los voluntarios y muuuucho frio. El Abel llegó con menos de un kilómetro de retardo, firmando su segunda mejor marca. Empapaitos de sudor y pasmaos de frio nos cambiamos y sin más dilación salimos para Leganés para ver el Chiquilicutre con Rodrigo y Raquel, en la sede social El Martín, cervezas, copas, fécula y grasa para celebrar y recuperar. En el coche, me concedió una entrevista mi compi Abel para el programa de Átate las zapatillas.
Aqui tenéis la CRÓNICA DEL ADELANTADO DE SEGOVIA. De donde he sacado la foto de arriba, en la que nos pillaron a Abel y a mi.
En resumen: Carrera muy voluntariosa y amable, recorrido aceptable a ratos bonito con vistas a la sierra y a Segovia, cortita y bien organizada.
lunes, 26 de mayo de 2008
domingo, 18 de mayo de 2008
LOS HÉROES CORREDORES
Filípides era un mierda. Ahora me entero que ni siquiera corrió cuarenta y dos kilómetros, oí el otro dia en un programa de radio que entre Maratón y Atenas no hay ni cuarenta. Así que ¿dónde está la épica del asunto?
Pongámonos en situación, un tio después de combatir un dia entero en Maratón contra los Persas en el año 490 antes de Cristo es enviado a anunciar la victoria a Atenas, ya que los persas habían anunciado que como ganaran se iban a acercar a la ciudad a violar a toda hembra que se encontraran por alli. Resulta que Milcíades, el general ateniense, había dejado dicho que como tardasen más de un dia en tener noticias quería decir que habían perdido, entonces las mujeres se podían dar por apañadas, por lo que debían suicidarse y arrasar Atenas antes de que lo hicieran los persas. Asi que este Milcíades se encuentra con que han echado a los persas al mar pero que han tardado demasiado, que encima de luchar como perros cuando llegaran a Atenas no iban a poder celebrarlo.
Así que dice al tal Filípides “Ve y corre, más te vale llegar antes de que se ponga el sol”. Y aquí el figura llega al borde de la pájara y con el último rayo de sol cae al suelo y dice “hemos ganado” y ahí mismo pica billete.
Ya te vale, tron. Vamos a ver. El resto del ejército iba a tardar dos dias en regresar, así que ya podias haberte quedado tú dos dias en esa ciudad llena de mujeres agradecidas celebrando la victoria. Mientras estoy haciendo un rodaje de dos horas pienso en este tio y tengo varias dudas que me asaltan ¿era Filípides un buen corredor? Está claro que no, hay que regular mejor. Si vas en pájara debes saber administrar tus fuerzas para conseguir llegar. Y si se llega a caer antes? Tanto esfuerzo para nada. A la próxima, regulas y administras.
Al fin y al cabo, la batalla no fue para tanto, una escaramuza comparada con la que se lió en las Termópilas y sobre todo Platea diez años después.
Pienso yo, que tampoco el Filípides se dejó los cuernos combatiendo, está claro que no iban a mandar corriendo a un tio que estuviera herido o cansado. Creo que este era el típico enchufado de los ejércitos griegos, el pelotilla del general.
A él le quería yo ver aquí, en el parque a las doce de la noche, ¿que él llevaba armadura y cota de cuero? Yo tengo una hipoteca de más de treinta años, a ver qué pesa más. Y salimos a correr y no nos quejamos, ya me gustaría a mi pillar el solecito de grecia para correr, y no la noche madrileña. ¿Una batalla contra los persas? Habría que verle a ese bañando todos los dias a mi hijo, eso sí que es una batalla naval.
Que no, que no. Que para mí los héroes son los que entrenan cuatro o cinco dias a la semana, después del trabajo, de bañar a los niños, de darles de cenar, de contarles un cuento. Viendo a tu pareja un ratito los dias que hay entrenamiento, con las piernas cansadas al dia siguiente; los dias que hay competición, una semana hecho polvo de las rodillas, tobillos y cantidad de músculos que no sabías ni que existían, pero seguro que al Filípides este una vestal le hacía un masaje de vez en cuando y le dejaba las piernas suavitas. Porque eso sí, la historia toda para él, ya hemos visto que seguramente no dio ni un palo al agua en la batalla ni un mal lanzazo a ningún persa, pero todo el mérito para él. No como los compis que se desangraron en la arena de la playa con una flecha persa en el esternón, ni como los cientos de corredores populares que nos dejamos el sudor y a veces la sangre en vueltas al parque y en carreras en las que con suerte vemos nuestro nombre publicado en una fria clasificación... para mí, esos son los héroes.
Pongámonos en situación, un tio después de combatir un dia entero en Maratón contra los Persas en el año 490 antes de Cristo es enviado a anunciar la victoria a Atenas, ya que los persas habían anunciado que como ganaran se iban a acercar a la ciudad a violar a toda hembra que se encontraran por alli. Resulta que Milcíades, el general ateniense, había dejado dicho que como tardasen más de un dia en tener noticias quería decir que habían perdido, entonces las mujeres se podían dar por apañadas, por lo que debían suicidarse y arrasar Atenas antes de que lo hicieran los persas. Asi que este Milcíades se encuentra con que han echado a los persas al mar pero que han tardado demasiado, que encima de luchar como perros cuando llegaran a Atenas no iban a poder celebrarlo.
Así que dice al tal Filípides “Ve y corre, más te vale llegar antes de que se ponga el sol”. Y aquí el figura llega al borde de la pájara y con el último rayo de sol cae al suelo y dice “hemos ganado” y ahí mismo pica billete.
Ya te vale, tron. Vamos a ver. El resto del ejército iba a tardar dos dias en regresar, así que ya podias haberte quedado tú dos dias en esa ciudad llena de mujeres agradecidas celebrando la victoria. Mientras estoy haciendo un rodaje de dos horas pienso en este tio y tengo varias dudas que me asaltan ¿era Filípides un buen corredor? Está claro que no, hay que regular mejor. Si vas en pájara debes saber administrar tus fuerzas para conseguir llegar. Y si se llega a caer antes? Tanto esfuerzo para nada. A la próxima, regulas y administras.
Al fin y al cabo, la batalla no fue para tanto, una escaramuza comparada con la que se lió en las Termópilas y sobre todo Platea diez años después.
Pienso yo, que tampoco el Filípides se dejó los cuernos combatiendo, está claro que no iban a mandar corriendo a un tio que estuviera herido o cansado. Creo que este era el típico enchufado de los ejércitos griegos, el pelotilla del general.
A él le quería yo ver aquí, en el parque a las doce de la noche, ¿que él llevaba armadura y cota de cuero? Yo tengo una hipoteca de más de treinta años, a ver qué pesa más. Y salimos a correr y no nos quejamos, ya me gustaría a mi pillar el solecito de grecia para correr, y no la noche madrileña. ¿Una batalla contra los persas? Habría que verle a ese bañando todos los dias a mi hijo, eso sí que es una batalla naval.
Que no, que no. Que para mí los héroes son los que entrenan cuatro o cinco dias a la semana, después del trabajo, de bañar a los niños, de darles de cenar, de contarles un cuento. Viendo a tu pareja un ratito los dias que hay entrenamiento, con las piernas cansadas al dia siguiente; los dias que hay competición, una semana hecho polvo de las rodillas, tobillos y cantidad de músculos que no sabías ni que existían, pero seguro que al Filípides este una vestal le hacía un masaje de vez en cuando y le dejaba las piernas suavitas. Porque eso sí, la historia toda para él, ya hemos visto que seguramente no dio ni un palo al agua en la batalla ni un mal lanzazo a ningún persa, pero todo el mérito para él. No como los compis que se desangraron en la arena de la playa con una flecha persa en el esternón, ni como los cientos de corredores populares que nos dejamos el sudor y a veces la sangre en vueltas al parque y en carreras en las que con suerte vemos nuestro nombre publicado en una fria clasificación... para mí, esos son los héroes.
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