domingo, 28 de noviembre de 2010

46 Behobia - San Sebastián


Donosti, 14 de noviembre de 2010

20km /1h30m40s / 4m32s x km


Los integrantes de la expedición: Mario, Roci, Pelos y Mª Ángeles, en el peaso hotel Astoria que pillamos, dedicado a artistas de cine, mucho glamour para unos gualtrapillas como nosotros.


Desde la media de Segovia no corría una carrera y ya tenía ganas. Como además no se me dio demasiado bien quería quitarme la espina. Qué mejor carrera para desquitarse que la Behobia-San Sebastián.

13 de Noviembre. Llegada a Donosti.

Salimos el sábado por la mañana Mario, Rocío, María de los Ángeles y el menda. Charlando charlando se nos hizo el viaje bastante ameno, hacía buen tiempo y eso nos animaba. Llegamos al hotel, dejamos los trastos y al Kursaal a recoger el dorsal en la feria del corredor. Jodé, 20.000 personas inscritas y me encuentro en la cola de comprar los billetes del Euskotren a Bea, del club; a la salida estuve charlando también con Jesús, hay que joderse con los Maratonianos de Leganés, se los encuentra uno en cualquier carrera de España.


Las dos de la tarde, Donosti, con hambre ¿qué hacer? Está claro, a por los pintxos de cabeza. Unas cuantas cervezas después y con la tripa bien llena, un paseíto por la playa de la Concha. Con el sol ya bajando, me fui al hotel mientras el resto se quedaba paseando o haciendo alguna compra. La siesta me sentó de lujo y prácticamente me levanté para ir a cenar, cuando me recogieron los compis.


Cenamos cerca del hotel, en un bareto en el que los entrañables dueños nos volvieron a llenar las panzas, además él había corrido la Behobia-San Sebastián en el 80 y estuvimos comentando la jugada, para comparar baste decir que ellos no llegaron a 2.000 participantes y al día siguiente nosotros seríamos 20.000.

Ya sí que estábamos con ambiente de carrera, así que al subir al hotel preparamos todo y a la piltra, a intentar dormir todo lo posible.

14 de Noviembre. La carrera.

El día ya amaneció lluvioso. Mario y yo nos dimos un gran desayuno a las 8:30 en el hotel. De camino a la estación nos encontramos con la Loqui, que regresaba de darse una vuelta corriendo a la playa de la Concha, qué gozada. Nos reunimos con Alfonso en la Estación Central . Con el billete de tren que habíamos comprado el día anterior enseguida estábamos montados en un convoy especial del Euskotren cargado hasta las orejas de corredores, literalmente atestado de gente, fuimos hasta Irún. En la estación nos esperaban unos autobuses gratuitos que te salvan los 4 km hasta la salida. Ya estaba lloviendo un poquito en serio.

Tras dejar la mochila y pasar un poco de frío esperando, haciendo bromas y contemplando el mogollón de gente por fin llegó el momento. Me acerco hasta mi pelotón, el segundo de los rojos, el correspondiente al último de los primeros. No me veo bajando de 1:25 como para conseguir en siguientes Behobias el dorsal siguiente, el azul, pero el objetivo es el 1:30, lo que significa 1:35 en una media maratón (la Behobia son 20km).

PUM y a correr.

A ritmo de Shakira y de los éxitos del momento, con un speaker que parecía King África se encuentra uno de repente corriendo la Behobia. No hay tiempo para muchas reflexiones porque el mogollón de corredores te arrastra y bastante tienes con no tropezarte. Alcanzo a ver a la liebre del 1:30 que se ha colocado al principio de nuestro grupo, para llegar a ella hay un auténtico pelotón de gente, así que veo imposible correr con ella. Tendré que intentarlo yo solito.


Según el sms que me manda la organización (qué puntazo), mis pasos por km son:

km / Tiempo acumulado / Tiempo x km acumulado / Tiempo x km parcial

5 / 23m22s / 4m40s x km

10 / 57m17s / 5m44s x km / 6m47s x km

15 / 1h19m42s / 5m18s x km / 4m29s x km

20 / 1h30m38s / 4m32s x km / 2m11s x km <-------¿?

Lo que, como bien me apunta zurubi no parece muy normal, sobre todo la lectura del pk 15. Yo diría que no está bien porque en el km 18 llevaba menos de 1h24s (de eso sí que doy fe, porque hice una tirada larga de 18km dos semanas antes con ese tiempo y al verlo en carrera ví que tenía al alcance la 1h30m), no creo que haya hecho 3km en cinco minutos (del tiempo de la organización en el pk 15 a mi tiempo en el pk18) ni tampoco los últimos 5km en 11 minutos. En fin, lo que quisiera transmitir son las sensaciones de la carrera:

El primer kilómetro bajo por poco de los cinco minutos, más por la aglomeración que somos que porque me estuviese conteniendo. Mejor, así no gasto demasiado. Llueve por ahora un agüita fina, aunque hacia el alto de Gaintzurizketa se ven unos nubarrones bastante siniestros.

Enseguida hay un buen repecho en el que la carrera se estira bastante, aunque no lo suficiente como para haber podido correr mucho, así que llego a las primeras cuestas del alto de Gaintzurizketa a 4m45s – 4m50s. Bien, porque así guardé para después, algunos estresaos iban por las aceras serpenteando entre el público y jugándose los tobillos, pero yo creo que no era la carrera como para hacer marca, éramos muchos. Además, ya llovía en serio.

Desde el principio está la gente animando e incluso en los tramos más duros del puerto y a bastante distancia de las poblaciones están los márgenes de la carrera llenos de público aguantando el chaparrón y dando ánimos. Una pasada.

Llego arriba jadeando pero bastante entero, marco 23m22s en el pk 5, a 4m40s x km. La cosa iba bien. Los toboganes de Lezo es la parte más bonita, con el campo verde y entre caserones, con bien de público. Con la lluvia no noto nada de sed y ya puede ir uno a la velocidad que quiera, hay huecos aunque seguimos siendo un mogollonazo. En las riberas, gente y gente animando.

Marco 57m17s en el pk 10, a 5m43s x km. Con las cuestas y la lluvia no está mal, aunque en carrera pensé que iba peor y que iba a hacer un poco menos de 1h 35m en la meta.

Hasta el puerto había bastante bajada e intenté achuchar un poquillo y bajar la media, lo que al final me hizo alcanzar el tiempo deseado, además me veía con reservas. Está claro que el sube-baja me conviene, porque como soy más de fuerza bruta que de técnica, lo que pierdo arrastrando el culo cuesta arriba lo recupero forzando en las bajadas. Ya en el tramo del puerto de Lezo que es muy llano se me hizo más difícil y los kilómetros parecían más largos. Sigo pensando que pasaré dos o tres minutos por encima de 1h 30m.

Después del puerto viene el alto de Miracruz, mucha pendiente y un auténtico mar de público en el borde de la carrera, formando una línea de paraguas contínua. Llueve a ratos a mala leche. Por suerte me encuentro con fuerzas y tirando de riñones subo bien, sabiendo que arriba ya se verá Donosti.

En el km 17 se acaba la cuesta y en el 18 miro el reloj y veo que tengo menos de 1h 24s, es decir que he ido más rápido que el ensayo que hice en Polvoranca hace dos semanas. Hay que aprovechar el momento y apretar en los dos kilómetros de bajada que me quedan.

El entrenamiento desde el desastre de la carrera de Segovia, junto con los cuatro o cinco kilos que me he quitado de la barriga y del culo me permiten aguantar dando bastante caña, toda la que puedo, que a estas alturas no es mucha bien es cierto.

El subidón de las calles de San Sebastián atestadas de gente animando a pesar de la lluvia que está cayendo ahora a base de bien me lleva hasta la meta, aunque el último kilómetro se hace súper largo. Tras pasar cuatro o cinco arcos –cuándo leches llega el de la meta- veo el reloj colgado del último subo los brazos y llego, parando el reloj en la marca deseada: 1h 30m 38s. Objetivo cumplido.

La verdad es que con las lecturas intermedias me hago un lío, creo que no están bien medidos los kilómetros o los tiempos, espero que la distancia total sí sea la buena porque el tiempo neto sí me salió igual que el de la organización.

Gracias a Anónimo que me corrigió la toponimia.

La pos-carrera.

Es lo que tiene una carrera de 20.000 tíos, un mogollón para todo. Colas, para quitar el chip, para coger plátanos, para pillar agua, sobre todo para coger la mochila. Después de quince minutos tiritando bajo la lluvia, completamente empapado, esperando para conseguir la preciada bolsa, la alcanzo y dentro me encuentro dos tesoros que dejé en Behobia, un chándal seco y un teléfono. Mario ya había llegado y estaba con las chicas. En lugar de reunirme con ellos, quedamos en ir directamente al hotel.


Hasta las dos nos dejaron quedarnos, el tiempo de recogerlo todo y lo más importante, una ducha bien caliente que bien valía ella sola todo el precio de la noche de hotel.

Salimos sin prisa pero sin ninguna pausa hacia Madrid, paramos pasado Vitoria a comer en un área de servicio que salió muy baratita, donde vimos al Alonso perder el campeonato del mundo –no era una cosa que nos quitara el sueño- y seguimos viaje, charlando y de bromas hasta dejar a Mario y Rocío en Vallecas. Lástima de atasco en el Molar porque hubiéramos podido recoger a los niños y dormir con ellos. Pero bueno, un finde genial, buenos ánimos para seguir progresando en las carreras e intentar bajar de 1h 35m en la media de Getafe, el siguiente objetivo.

viernes, 4 de junio de 2010

Subida al Almanzor

Candeleda (Avila). 10 horas. Casi 4000 metros de desnivel acumulado.


Esta no es una entrada al uso en este blog, pero como últimamente no voy a muchas carreras, pues iré poniendo mis gestas deportivas de todo tipo, y así las recuerdo cuando revise el blog, que para eso lo tengo.

Aprovechando que mi familia se había ido a la playa y que yo estaba de rodríguez, me fui al pueblo para subir al Almanzor. Es una subida que lleva todo el día, además de que después está uno destrozado y no demasiado útil para la vida familiar (cuidado de niños sobre todo), así que la ocasión era perfecta.

Madrugué y salí de Villanueva amaneciendo. En Chilla estaba a las 7:00 y a las 7:20 empezaba a andar. De mi triste estadística montañera, el Almanzor se debe llevar el 60% de los picos que he subido, siempre me gusta, sobre todo desde Chilla.

Se empieza por el agradable recinto del santuario de Chilla, a 600 metros de altitud, enseguida viene una rampa por una pista que termina de repente. Ahí hay que encontrar un camino que lleva hasta unos chozos; este año el helechar estaba aún más alto y espeso con lo que era fácil (de hecho lo hice) perder el sendero. En una horita te plantas en los chozos, a 800 metros. En esta zona aún sobreviven robles centenarios, lástima que no se renueven y ya no sea un robledal como seguramente fue en tiempos de Maricastaña.


Otra hora más hasta la unión de la garganta que baja del collado de Peña Silla y la portilla del Escobarón, donde la curiosa pintada de “Cristo vendrá pronto”. 1100 metros. Ahí empieza la subida de verdad. Otra hora para subir hasta el collado de la Peña de Silla, el Sillao de la Peña, que llaman.

Ya estamos a 1900 metros y la vegetación es la típica de la montaña de Gredos, los piornos que cuando se queman o secan parecen esqueletos y las hierbecitas de los tremedales donde brota agua, que este año es por todas partes. También aparece la nieve y los riscos verticales, agujas, cortados y pasos entre rocas que hace tan divertida e impresionante la marcha.

Las manchas de nieve que aún quedan -en junio, qué pasada de año, ojalá fueran todos así- me dificultaban la marcha y a veces me obligaban a hacer rodeos.


Conseguí llegar hasta la portilla Bermeja 2400 metros y la vista del circo de Gredos casi cubierto de nieve era espectacular.

Tiré para el Almanzor pero cuando me quedaban cincuenta metros de altitud una trepada detrás de la portilla del Crampón me pareció demasiado arriesgada porque había que atravesar un nevero que tenía la nieve bastante dura y me dio miedo hacer el gamba estando solo.




Así que me comí el bocata de tortilla que me preparó mi mamá y para abajo. Llegué a las 17:15 otra vez al aparcamiento de Chilla. Unas diez horas, que vienen a ser -si quitamos los descansos-nueve horas andando.

Como experimento científico me había llevado el pulsímetro y este me dijo que tuve de media 125 ppm durante toda la caminata. En las subidas fuertes observé que subía hasta las 155 ppm y en los descansos bajaba a 90 ppm. Según marcaba, gasté 5200 calorías lo que me parece un cálculo un poco exagerao pero igual es cierto porque supuestamente en un día se gastan unas 2500 calorías y la verdad es que subir mis 95 kg por esas cuestas desarrolla un trabajo importante. Desde Chilla al Almanzor son 2000 metros de desnivel. Sobre el plano son aproximadamente 8 kilómetros de distancia.


miércoles, 7 de abril de 2010

IV Media Maratón de Segovia





Segovia. 21 de marzo de 2010

21.095m / 1h53m / 5m21s x km


Me recogió Mario en Villaverde, al lado de la casa del David. Llegamos bien de hora a Segovia, recogimos la estupenda bolsa del corredor, nos vestimos de romano y nos preparamos en la línea de salida. Al final, Alfonso pudo correr con su dorsal, aunque tuvo alguna peripecia de por medio que pongo abajo.




Sobre la carrera, a mí la organización me parece espectacular. Además de la bolsa del corredor, consiguen que media Segovia anime la carrera, lo de los paracas, la artillería, etc. Los voluntarios, los avituallamientos, el súper-avituallamiento del final...chapó. Gran carrera la Media de Segovia.







Deportivamente, bueno, pues van dos cagadas seguidas: El maratón de Ámsterdam (3h56m) y la Media Maratón de Segovia (1h53m). La cosa no pinta muy bien. Algo pasa. Más bien, podría decirse que algo no pasa: el entrenamiento. No me esperaba sufrir tanto en esta media, cuyo recorrido me sé de memoria (he corrido las otras tres), pero está claro que la estrategia no te sirve si no tienes con qué regular, apretar, etc. Me faltan kilómetros en las piernas y un poco más de ilusión en la cabeza.





Salí bastante bien, aunque ni de lejos pude mantener una media de 5m x km que era mi intención. En la clasificación salen estos datos, aunque el tiempo total (medido por mí) es de 2minutos menos.


Km 5 – 0h27m14s - 5m26s x km – Puesto 2063

Km 15 – 1h20m27s - 5m21s x km – Puesto 1764

Km 21 – 1h54m59s – 5m28s x km - Puesto 1963


Se podría decir que me iba arrastrando con cierta dignidad, incluso le eché pelotas y la cuesta del pastor la hice sin pararme, sufriendo como una locomotora estropeada al terminar la subida. Sin embargo, cuando ya solamente quedaba lo más fácil, llanear y bajar, me hundí. No fue tanto agotamiento físico –que también- sino mental.



(Notesé que entre el 15 y la meta me adelantaron 200 personas. Buf.)


Estaba muy cansado y sabía lo que me esperaba hasta la meta: sufrir, sufrir, sufrir. Pues pasé. Sabía que podía llegar, que podía seguir corriendo. Simplemente me pasó por la cabeza el angelito malo y me convenció de que ya lo había hecho demasiadas veces –lo de llegar agónicamente a la meta- así que eché el freno y no me importó que me adelantase todo quisque. Algunos hasta me regañaban “Venga joer si ya solamente te queda bajar”. Pues nada, un ratito a pie y otro ratito andando. El último kilómetro lo hice corriendo, faltaría más. Vergüenza torera que se dice.


El caso es que para una vez que llego con tiempo y que hace un tiempo pasable en Segovia, me pilla desentrenado. He tardado en escribir la crónica porque estaba un poco desencantado con el correr y conmigo mismo. Ahora mismo estoy recién duchadito, después de un sostenido de 30min y veo la vida de otro color. Las endorfinas o lo que genere el cerebro después de una sesión agradable de deporte me han hecho ser más positivo. Entrenaré y bajaré de 1h40m en alguna media maratón. Algún día.


Pongo la divertida crónica que hizo Alfonso de la carrera. Me adelantó cuando estaba andando. Otro más.




CRÓNICA DE ALFONSO

Salimos a las 8 de casa y desde Las Rozas hasta el túnel lloviendo. Mal asunto

En el viaje me da por hacer memoria y parece que no se me ha olvidado nada y no vamos mal de tiempo. Me aventuro a decir “Joder: hoy hasta ahora no he liado ninguna”.La respuesta al unísono de mi madre y hermana: “Ya la liaras”. Llegamos a la ciudad bimilenaria bien de tiempo y aparcamos.

Cojo mi sobre con el dorsal sin ninguna espera y la bolsa del corredor tan prolija como esta crónica. Se me ocurre guardar el sobre del chip en la bolsa. Vuelvo donde están mi madre y hermana, me pruebo el forro polar y me queda pequeño.

Voy a que me le cambien y me dicen que tengo que llevar la bolsa entera.Allí fui con la bolsa entera, pero entera... entera, con chip y todo.

Vuelvo a reunirme con la family y me doy cuenta de que estaba el chip en la bolsa que devuelvo. Voy rápidamente pero ya han entregado mi bolsa

Lo anuncian por megafonia: “en una bolsa del corredor va un chip; por favor que lo devuelvan”. Esto era en la plaza del Azoguejo y yo estaba allí con el del micrófono cuando lo decía y comprobé que a la megafonía no hacemos ni caso porque de la mucha gente que había por allí nadie miro su bolsa e incluso mi hermana y mi madre que estaban a unos 50 metros me dijeron que no se habían enterado.

Pues allí estaba yo en la Plaza del Azoguejo con otros 3 primos que venían de camino, mi madre, mi hermana y sin dorsal. Ya la había liado.

Al final después de varios voluntarios que me preguntaran si era yo el de la desdicha y de decirme que se solucionaría llegó uno que me dijo que le acompañara a incidencias. Muchas Gracias. Encontramos incidencias y en 2 minutos me dieron un dorsal nuevo.

Ya, con esta “liada 1” solucionada, quedamos con Salsi&family y llamo a Mario que me le había cruzado antes un par de veces pero apenas habíamos hablado porque yo estaba en la “Operación Dorsal”.

Llega la hora de la salida y me despisto de Salsi porque me voy con mi hermana para ver donde se van a poner, así que me veo solo estirando en un arco del acueducto y en esas me ve Mario.

El destino es así y hace que me sitúe en la salida de una carrera en la que sufriré con el amigo con el que sufro todos los domingos en El Templo viendo a nuestro Aleti.

En el tramo hasta pasar por el arco de salida me vuelvo a despistar hasta el km 1 que me reencuentro con Mario y voy con él hasta el km 4.

Los 3 primeros km voy lento y los paso en casi 17 minutos.

Del 3 al 7 me pongo a 4:55 con pendiente favorable.

Del 7.5 al 9.5 subida hacia el acueducto (para mí la más dura de la carrera), pero me pongo a un ritmo cómodo de 5:30 y la subo sin muchas angustias.

Recupero un poco en la llegada al acueducto y empezamos a subir: Casa de los Picos, Plaza Mayor, Catedral. Me pongo otra vez a 5:30 y me siento ciclista ya que la gente apenas dejaba un par de metros para subir y todo eran voces de ánimos, músicas, carracas, algún cencerro, fotos, etc.

En la Plaza Mayor (km 10) bajamos hasta el 11, a 5 min y recuperando para lo que nos espera. Creo que se me está haciendo una ampolla.

Del 11 al 14 nueva subida y recupero mi ritmo de crucero para cuestas: 5:30.

Del 14 al 19 con toboganes, más hacia abajo que hacia arriba, me pongo a 5 min. Veo a Santiso en el 17. Nos acompañamos un tramo y me dice que siga. En el 19 un repecho inesperado en el frontón que hizo un poco de pupa y la ampolla en su esplendor.

Del 19 al 20 lanzado a 4:22

Del 20 al final lanzadísimo por la gente, lo cerca de la meta en el Acueducto (mejor final imposible), y las fuerzas que no había gastado porque fui muy conservador. Lo hice a ritmo de 3:54 y pude saludar a mi familia que estaban en varios sitios. El tiempo 1 hora y 48 minutos largos.

En meta todo tipo de atenciones en cuanto a comida, bebida, etc. Pasé por podología y me trataron la megaampolla y rozaduras varias que tenía. Pero lo mejor de la meta fue la piscina de agua con hielo. Me metí y salí con los gemelos nuevos, aunque estaba fría de cojones, pero lo recomiendo.

En esas pensé que llevaba mucho tiempo sin despistarme ni nada y me di cuenta que no había quedado en ningún sitio con mi gente, no tenia teléfono ni ropa para ducharme. Después de que varias personas me dejaran teléfonos, me dejaran llamar desde un restaurante, oir varios buzones de voz, varios “ el móvil al que llama está apagado o fuera de cobertura en estos momentos”, vagabundear por la zona y quedarme frío, me senté en la acera de la entrada a las duchas hasta que pasado un rato pude contactar con otro teléfono que pedí. “liada 2” solucionada.

Comida en la tercera planta del Restaurante Amado (más cuestas para subir), despedida de Salsi y familia, paseo por Segovia con la ampolla un poco irascible y vuelta a casa.

CONCLUSIONES.-

La mejor carrera que he corrido.

Carrera espectacular por ambiente, por las atenciones antes, durante y después de la carrera, por voluntarios, por lo bonito que es Segovia y el recorrido, por los segovianos, por lo bien que se come y porque mi familia materna es segoviana.

Carrera altamente recomendable.

Carrera dura, pero menos dura de lo que me esperaba.

Si no hubiera ido tan conservador habría bajado el tiempo porque entré bien, y en ningún momento fui agobiado, pero no habría disfrutado tanto probablemente. Hay muchas carreras para hacer tiempos mejor que esta. Esta es para disfrutar.

Por poner un pero: la duchas con agua fría, (al menos cuando llegué yo)

Miedo: que esta carrera se va a masificar en breve.

Próximo reto: Media de Soria si me deja la ampolla y especial atención a la Media Nocturna de Valtiendas que me hace tilín. Entre ambas igual San Sebastián y/o algún triatlón pequeñito de iniciación.

POSTDATA: al final devolvieron mi chip que perdí en la “liada 1 alguien que lo encontró en su bolsa y para rematar la faena cuando llegué a casa vi que la bolsa que habian dado tras el cambio era de la misma talla que me la primera y que había devuelto. En fín…





miércoles, 10 de febrero de 2010

XI DOS LEGUAS FUENTE DE LA CHOPERA DE LEGANÉS

Leganés. Fuente de la chopera. 7 de febrero de 2010.



El domingo pasado participé en la primera carrera del 2010, llegué el último, y eso que iba en bicicleta y los demás corrían. Aquí estamos Adán y Eva con el que suscribe.










CARPIN con el gran Berlanas. Ganador de la prueba.












Abel con la primera chica












La bici escoba, en la cuesta del cementerio.











Participé como “bici escoba” en la XI CARRERA DE LAS DOS LEGUAS DEL PARQUE DE LA CHOPERA que organizaba mi club ATLETAS MARANONIANOS DE LEGANÉS. El viernes estuve con Abel preparando las pancartas de publicidad y ayudando a elaborar las “bolsas del corredor” para todos los participantes. El domingo la cita era…a las 6:30 AM, si piensas que la carrera es a las 10:30, te das cuenta lo que es disfrazar una calle de salida y llegada de una carrera pedestre. Montar todo el despliegue de la distribución de las bolsas, baños, etc. No es poca cosa.




No sé cuánta gente habrá apuntada en el club, pero era alucinante la cantidad de personal voluntario que nos congregamos por amor al arte o al atletismo popular. Aunque hay algunos que sufren más que otros, no se nos podrá negar la dedicación a todos los corredores en nuestras Dos Leguas.



Poco tengo que añadir, salvo que es una experiencia estupenda vivir la cola de la carrera, con corredores que saben que van a llegar a todos los avituallamientos agotados, a punto de abrirse a los coches los pasos en las calles y carreteras, con el público ya cansado de animar, con todo el mundo con su bolsa de corredor y con la ropa seca. Desde ese puesto de observación privilegiado que ha sido la “bici escoba” he podido ver a gente que de v
erdad le gusta el atletismo y que se esfuerza como el que más, pero por no poder entrenar lo que otros, o por culpa de una lesión se ven abocados a lidiar con el puesto de “Farolillo rojo”.





No es que yo ande mucho más adelante en las carreras que participo, pero no había visto hasta ahora lo que era cerrar una carrera (salvo en la anterior edición de la III Media de Segovia, en la que salimos por detrás de la ambulancia de Protección Civil, si bien pudimos adelantar unos cuantos puestos a lo largo de la prueba).













Esta entrada del blog va como homenaje a esos sufridores a los que les toca cerrar las carreras y también a los voluntarios de mi club Atletas Maratonianos de Leganés que desinteresadamente organizan una de las mejores carreras de la Comunidad de Madrid.







Aquí vemos a Iván, dándolo todo en la animación, desde el primero hasta el último corredor.